ACTUALIDAD, Uncategorized

La digitalización de la red eléctrica como garantía de un futuro sostenible

Digitalización, electricidad y sostenibilidad son términos inconexos por sí solos que, con el aporte de la tecnología, el conocimiento y la experiencia, conforman una simbiosis necesaria para superar los retos a los que nos enfrentamos.

 

A pocos se nos escapa que nos encontramos en un profundo y ambicioso cambio de modelo energético; un proceso que además de revolucionario se perfila como necesario para proteger el medioambiente y el bienestar de las personas, tal y como se recoge en el marco del Green Deal. Este gran pacto europeo tiene como objetivo adaptar las políticas de la UE en materia de clima, energía, transporte y fiscalidad con el fin de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero un 55 % en 2030 en comparación con los niveles de 1990 (paquete de medidas “Fit for 55”), con la meta final de alcanzar la neutralidad climática en el año 2050.

La participación masiva de las fuentes renovables en la generación de energía eléctrica, la irrupción del vehículo eléctrico como alternativa de transporte a los motores de combustión y el creciente desarrollo del almacenamiento de la energía como complemento asociado a la producción renovable son piezas fundamentales para lograr los objetivos de sostenibilidad establecidos a nivel europeo. Así mismo, los códigos de red definidos para poder conectar estas nuevas tecnologías al sistema eléctrico, la evolución de la regulación y la cada vez mayor participación del consumidor en la gestión de la demanda, están poniendo a prueba a la red eléctrica y demandando su adaptación tecnológica, tanto a nivel de los activos de red como en su propia gestión.

Un sistema con cada vez más actores y de tal complejidad técnica requiere una red inteligente que admita la integración y gestión activa de todos ellos. En el contexto de la red eléctrica de distribución, la digitalización consiste básicamente en obtener datos de esa red y de los diferentes equipos instalados, y gestionarlos de una forma digital, informatizada. A partir de esta información, por un lado se opera la red eléctrica en tiempo real por parte de la distribuidora mientras que, por otro lado, ese volumen de información alimenta a determinadas aplicaciones de gestión de red (estimadores de estado, mantenimiento predictivo, monitorización y supervisión de componentes, parametrización a distancia, actualización remota de firmware de los equipos digitales, etc…). Para hacer posible esta realidad digital, es necesaria toda una infraestructura de componentes que abarca desde sensores de precisión para realizar la lectura de los diferentes parámetros eléctricos, hasta diferentes equipos electrónicos inteligentes (IEDs y RTUs) que reciben y procesan la información, así como un sistema de comunicación local y remota cibersegura con los despachos de operación de la compañía distribuidora.

Esta infraestructura digital es esencial para que la red eléctrica sea suficientemente flexible para integrar de una manera eficiente los sistemas de generación distribuida y los incipientes modelos de agregación de la demanda (V2G, etc..). Nos encontramos ante un escenario donde la automatización de los equipos instalados en la red eléctrica resulta fundamental. Si queremos una red verdaderamente flexible es preciso disponer de más puntos con posibilidad de supervisión y operación remota, tanto en la red de media tensión (celdas automatizadas) como en la de baja tensión (cuadros de baja tensión supervisados y automatizados), así como transformadores de distribución con capacidad de regulación en carga que garanticen el cumplimiento del nivel de tensión definido por la normativa vigente en los puntos de consumo (contadores AMI).

Gracias a la digitalización, nos dirigimos a una red eléctrica inteligente totalmente monitorizada en tiempo real, con mejores índices de calidad de suministro, cada vez más flexible, más participativa, con una mayor integración de fuentes de generación y almacenamiento distribuido, con una mayor capacidad para poder gestionar activamente la demanda, configurable a distancia y cibersegura.

En definitiva, la digitalización de la red es una herramienta clave para electrificar la economía y avanzar en la transición energética hacia un modelo medioambientalmente sostenible a partir de las fuentes de energía renovables. Sin duda, el reto que tenemos ante nosotros es enorme, pero también es la oportunidad para garantizar la sostenibilidad de nuestro planeta.

Jose María Torres.
Head of Smart Grids Ormazabal