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EE.UU. se está erigiendo como uno de los países que más están apostando por las energías renovables, especialmente la solar. A la falta de las decisiones que la nueva administración pueda tomar, lo cierto es que la energía renovable, especialmente la solar, sigue cosechando cifras de récord año tras año.
Si en 2015 conocíamos que el país norteamericano había impulsado 7.493 megavatios de instalación solar, 2016 se cerró con una cifra aún más impresionante.
Y es que, tal y como GTM Research y la Asociación de Industrias de Energía Solar (SEIA) informan en su «U.S. Solar Market Insight«, durante 2016 la primera economía del mundo instaló 14.625 megavatios de energía solar fotovoltaica. Lo hizo en más de 370.000 instalaciones individuales. Lo que supone un aumento del 95% sobre el récord del año anterior.
Así las cosas, el mercado solar estadounidense alcanzó el pasado año los 42,4 gigavatios instalados. Suficiente como para abastecer a 8,3 millones de hogares.
Además, desde el punto de vista laboral, esto ha supuesto que, a cifras de 2016, 265.000 personas ocupen su actividad en este mercado. Tal y como explicó recientemente Abigail Ross Hopper, presidente y CEO de SEIA.
Este extraordinario año para la solar ha hecho que EEUU sea el hogar de más de 1,3 millones de instalaciones de energía solar fotovoltaica.
Estos datos ayudan a comprender cómo el mercado estadounidense está experimentando una revolución durante los últimos años. Un mercado que hace una década basaba su producción energética en una generación más tradicional.
Por eso, hoy vamos a echar un vistazo a este recorrido, desde el año 2000, para analizar los datos que este estudio nos ofrece. Y tratar de descubrir cuál será el rumbo de un sector que experimenta 16 años seguidos de crecimientos.
En los primeros años de la llamada «revolución solar», la legislación estadounidense no era ni mucho menos favorable a la irrupción de este tipo de instalaciones. Así lo demuestra que mientras países europeos y asiáticos, sobre todo, lideraban este cambio en la generación eléctrica, EEUU se quedaba estancado con unas cifras más que modestas. Recordemos que fueron los años de la irrupción en el mercado de las renovables de España, Francia, Italia, Corea del Sur y Alemania, entre otros. Esta situación, que se mantuvo hasta 2010, fue el denominador común de un tipo de generación eléctrica al que EEUU parecía resistirse.
Pero, como si de una canción de Bob Dylan se tratase, los vientos comenzaron a soplar en otra dirección. Fue un año después de la llegada al poder de la administración Obama cuando se produjo un importante espaldarazo a una nueva política de energía renovable que estados como California, estaban comenzado a liderar. En apenas 6 años, EEUU pasó de ser un país con un peso mínimo en cuanto a generación solar a posicionarse, ya en 2015, como uno de los países con mayor potencia solar instalada del mundo, superando a los pioneros que abrieron el camino. Poco más de un lustro bastó para que EEUU adelantase a mercados como España o Francia, quedando justo detrás de Italia.
Estas instalaciones, en su mayor parte, tenían un cliente claro: las llamadas «utilities», que muy por encima de destinos residenciales, han sido las principales interesadas en este impulso, que ha permitido, entre otras cosas, lograr una diversificación en el tipo de energía que se consume en suelo americano.
El mercado estadounidense se ha asociado tradicionalmente a la generación de energía a través de hidrocarburos y nuclear, donde acumula más de 100 centrales. Si bien esta visión era acertada hasta la década de los 2000, la tendencia demuestra que el presente, y el futuro, de las nuevas plantas energéticas en EEUU pasa por tres grandes compañeros de viaje: eólica, solar y gas natural.
Si en 2010, prácticamente una tercera parte de las nuevas instalaciones eran plantas de carbón, sólo un 4% de la nueva generación eléctrica era solar. El «U.S. Solar Market Insight» nos muestra cómo esta tendencia ha variado en apenas siete años. En el siguiente gráfico se puede observar cómo la solar ha ido multiplicando su importancia, pasando de un 4% en 2010 a un 39% en 2016. Hoy por hoy la energía solar supone la principal inversión de los Estados Unidos en materia de nueva generación eléctrica. Tal es así que el carbón ha dejado de ser una opción, mientras que otro tipo de renovables como la eólica, se han mantenido como una inversión energética importante.
Estos datos vienen a demostrar el enorme potencial que el mercado estadounidense supone para todas las empresas especializadas en la instalación de renovables, especialmente para eólica y solar. Algo que explica por qué algunas empresas han multiplicado su presencia en tierras americanas. Pero, ¿hasta cuándo se va a mantener esta tendencia? Lo vemos a continuación.
Si bien hasta ahora la tendencia ha sido positiva, ¿continuará la energía solar creciendo en el mercado estadounidense? Una vez más el «U.S. Solar Market Insight» nos ofrece la respuesta: un rotundo sí. El informe nos arroja una visión de futuro, a seis años vista en los que la energía solar seguirá creciendo, si bien no duplicando los datos del año anterior, a un ritmo constante.
Así las cosas, para 2022, se espera que la potencia solar instalada se haya triplicado, dejando la barrera de los 100 gigavatios instalados en una mera anécdota, y encadenando siete años seguidos en los que se habrían instalado 12 gigavatios por año en el peor de los casos, y 18 en el mejor.
Si bien el mercado de las utilities no volverá a demandar 10 gigavatios de instalación hasta el año 2021, el mercado residencial parece destinado a crecer, de manera sostenible, año tras año. Esto supone una oportunidad tanto para los pequeños especialistas, al abrirse una alternativa a las grandes instalaciones.
Con esto, el mercado de EEUU se convierte en una pieza imprescindible para todos los líderes del sector, que encontrarán una fuente constante de inversiones en una de las economías más influyentes del mundo. Ahora sólo queda conocer si los pronosticos estarán a la altura de la realidad.
Fuente: U.S. Solar Market Insight
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